Peregrinación al Cerro San Cristóbal
Subimos al cerro bien "bendecidas" (humedecidas) por la llovizna y con el deseo de poner nuestras vidas en las manos de la Virgen María, nuestra Madre, para que ella nos forme como fieles discípulos de su Hijo, Jesús.
Eramos poquitas pero llevávamos en nuestras intenciones a muchos y por todos rezamos harto, los recordamos a todos...
A lo largo de la subida fuimos rezando el rosario y meditando la oración de Consagración escrita por San Maximiliano Kolbe:
"Oh Inmaculada, reina del cielo y de la tierra,
refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima,
a quien Dios confió la economía de la misericordia.
Yo....... pecador indigno, me postro ante ti,
suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y
posesión tuya.
A ti, Oh Madre, ofrezco todas las dificultades
de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad.
Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser, sin ninguna reserva.
Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas
me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria
en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo,
aumento en cuanto sea posible el bienaventurado
Reino del Sagrado Corazón de Jesús.
Donde tú entras, oh Inmaculada, obtienes la gracia
de la conversión y la santificación, ya que toda gracia
que fluye del Corazón de Jesús para nosotros,
nos llega a través de tus manos.
Ayúdame a alabarte, oh Virgen Santa
y dame fuerza contra tus enemigos.
1 Comments:
Por supuesto que te pusimos en nuestras oraciones... más aún, eramos tan poca que parecíamos una delegación de Berakhá (y Berakhó...), representando a todos los demás...
Pusimos también a los pies de la Virgen la misión... que ya empezamos a preparar con la oración...
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